Entrevistas

La corrupción no se perdona

“Los evangélicos podemos perdonar ofensas, pero no la corrupción”. Raquel Gago

La directora ejecutiva de la Unión Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas del Perú (UNICEP) afirmó que la comunidad evangélica puede disculpar la afrenta del fujimorismo a inicios de los '90; “pero no podemos dejar de censurar un gobierno proclive a la corrupción”. También se refirió a los vínculos de Fuerza 2011 con el Opus Dei, y lo peligroso que significaría este proyecto para el protestantismo en el Perú.



Víctor Liza Jaramillo


Por su vinculación directa con el Opus Dei, ¿sería más nocivo para los evangélicos un gobierno de Fuerza 2011?

La presencia del Opus Dei en Fuerza 2011 es significativa porque tiene a personas directamente involucradas como Rafael Rey y Martha Chávez. Ambos son peones de este sector ultraconservador de la Iglesia Católica. Así como ha trabajado por conquistar el poder en la Universidad Católica, también ha buscado evitar la expansión de la comunidad evangélica. Recordemos que la Iglesia Católica tiene relación directa con el Gobierno, sobre todo cuando es dictatorial porque pueden lograr mayores resultados. Pero en gobiernos democráticos sus esfuerzos se ven un poco diluidos.

Conociendo cómo el fujimorismo procedió con los evangélicos en los años 90, ¿cómo entendemos el apoyo de algunos sectores evangélicos al proyecto fujimorista?

Quiero entender que es debido al riesgo que pueda representar un gobierno de Ollanta Humala. Se ha dicho que es un salto al vacío, que realizará el modelo chavista, que pretende conformar un bloque latinoamericano con Bolivia, Ecuador y Venezuela para generar un frente y romper a la institucionalidad democrática. Pienso que es ese temor, además del económico. Los sectores que están inclinándose a favor de la candidatura de Fujimori tienen una condición económica estable, y temen que en un probable régimen de Humala puedan perder esa estabilidad. Sin embargo, no son conscientes que como cristianos, es bien difícil para nosotros mantener una posición que pueda avalar la corrupción. Podemos perdonar las ofensas; en 1990 la comunidad evangélica fue agredida por el gobierno de Fujimori al cerrarse el Congreso; se maltrató al pastor Carlos García. Lo que no podemos dejar de censurar es un gobierno proclive a la corrupción, sin tomar en cuenta a las minorías ni a los sectores pobres; haciendo uso del clientelismo político, otorgando favores y regalos como lo viene haciendo su candidata en la campaña electoral.

¿En algunos casos puede tratarse de lo que usted menciona, pero en otros podría tratarse de algún interés?

Llama la atención la presencia de algunas figuras muy vinculadas al gobierno actual, que han estado liderando el Día de Acción de Gracias, espacio que UNICEP creó. Nos solicitaron organizar este servicio en la toma de mando de Alan García en 2006. Aceptamos y conformó una comisión dando apertura a toda la comunidad evangélica. Al final ese grupo se apoderó del espacio, debido a las relaciones que ya tenía con líderes y sectores del gobierno. Estas personas lo entendieron de otra manera e hicieron un espacio privado, dejando de lado la institucionalidad, no se convocó más a UNICEP ni al CONEP. Esas personas son las que están comprometidas con el proyecto de Fuerza 2011.

En esta coyuntura, ¿cuál debería ser el papel de la comunidad evangélica?

UNICEP ha emitido un comunicado, viendo la manera de pronunciarse sin herir ni confrontar ni generar mayor conflicto, sino generar unidad; porque esa ha sido siempre nuestra intención. Expresamos nuestra preocupación por el quehacer político del país, el respeto a los derechos de los ciudadanos; pero no se inclina a favor de ninguna propuesta política partidaria.

En lo personal, uno tiene que saber discernir: si este candidato me da mayor confianza, está más o menos encuadrado dentro de los planes de nuestro Señor. Al final nos motiva la expansión del Reino de Dios en la tierra, la justicia, el amor al prójimo, la lucha contra la pobreza y la corrupción. Como cristianos, tenemos que coadyuvar en estos temas.

¿Qué cree que ha faltado en estos años de democracia?

En lo personal, a mí me genera muchísima desconfianza Fuerza 2011, que tanto daño le ha hecho al país y que está acreditado, con más de 200 condenados por el Poder Judicial por delitos de corrupción y asesinato; y con el otro candidato (Ollanta Humala), hay presunciones de cosas que podría hacer; hay que discernir ante estas posibilidades. Algunos sectores temen la inestabilidad económica, y pueden omitir y prefieren sacrificar el aspecto de la corrupción. Son decisiones personales de acuerdo a sus valores y principios.

¿Cuál sería su mensaje a la comunidad evangélica?

Nuestra obligación es el velar por la democracia en nuestro país. Debemos ser vigilantes, estar pendientes y tener una participación activa en todas las oportunidades que se nos presenten para ocupar espacios públicos, donde podamos ser una voz de alerta. No podemos estar pasivos, de brazos cruzados ni deprimidos, sino vigilantes. Yo me encuentro dentro de ese casi 50 % de peruanos que no hemos conseguido que ninguno de nuestros candidatos pueda pasar a segunda vuelta, que creemos en la democracia, y que lamentablemente por falta de diálogo de estos tres aspirantes estamos en un riesgo bien grande. Debemos estar alertas y conformar espacios de vigilancia

¿Cómo observa a los evangélicos que han sido elegidos para integrar el nuevo Congreso?

Lo que se va tener son dos liderazgos distintos. Considero bastante difícil que vayan a conciliar ideas y deponer liderazgos uno a favor del otro; el pastor Humberto Lay y Julio Rosas. Probablemente Eduardo Nayap vaya a conformar con el pastor Lay un sector* y Rosas con un pastor electo por Junín, Hurtado. Serán estos dos sectores, quizás más adelante haya posibilidad de diálogo, de conversar, no sé hasta qué punto Rosas pueda comprometerse con las demandas de la comunidad evangélica frente a lo que representa el interés de su partido, que no es muy fácil de conciliar, porque hay una vinculación muy directa de Fuerza 2011 con el Opus Dei.

* Esta entrevista fue concedida antes del respaldo público de Lay a la candidatura de Keiko Fujimori.



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Padre Marco Arana: Brindaré mi respaldo electoral a Ollanta Humala
La República
Entrevista: Ybrahim Luna
Jue, 26/05/2011 - 19:16

En el marco del Encuentro Macro Regional Norte organizado por el Movimiento Ciudadano PQNSR, “Para que no se repita”, el padre Marco Arana dio sus razones por las que brindará su apoyo a Ollanta Humala en la segunda vuelta electoral.

¿Cuál es la postura política de Tierra y Libertad respecto de la segunda vuelta?

Hemos emitido un pronunciamiento nacional señalando nuestro rechazo al retorno del fujimorismo, de la corrupción y de las políticas sistemáticas de violaciones de los Derechos Humanos, y nuestro respaldo crítico a la candidatura de Gana Perú.

Consideramos que en relación a las propuestas que ha hecho Ollanta Humala hay un nivel de exigibilidad social que se puede plantear. Mientras que en relación a la candidatura de Keiko Fujimori, sabemos qué es lo que han hecho y qué es lo que van a hacer, en la medida en que retornan con todo el equipo político y técnico que asesoró a Alberto Fujimori.

A nivel personal, ¿se puede decir que el Padre Marco Arana votará por Humala?

Yo había señalado públicamente mis discrepancias con Ollanta Humala. Sin embargo, en la encrucijada en la que estamos, entre el retorno al fujimorismo y la posibilidad de algunos elementos de cambio, he considerado, efectivamente, respaldar electoralmente y dar mi voto al candidato Ollanta Humala.

¿Cómo ve el apoyo de la familia Vargas Llosa al candidato de Gana Perú?

Lo he señalado en otras ocasiones, en el Perú buena falta hace una derecha liberal democrática, y buena falta hace también una izquierda democrática. Creo que tienen razón los Vargas Llosa en su apoyo y en que el Perú necesita fortalecer sus instituciones democráticas.

¿En qué fallaron las democracias de Toledo y García?

En el caso de Alan García fue una democracia sumamente debilitada por la corrupción, además del abuso y la soberbia del poder. Recordemos que se volvió a hablar de ‘ciudadanos de segunda categoría’ y se diseño una política que el mismo presidente denominó como la del Perro del hortelano, una política totalmente excluyente.

Y en el caso de Toledo, si bien no hubo los niveles de corrupción en los que sí incurrió el gobierno de García, está claro que gobernó con una visión economicista del desarrollo, sin tener en cuenta las necesidades sociales y la descentralización. Con Toledo, el proceso de acumulación de riquezas en manos de unos pocos continuó.

¿Ese fue el lastre de Toledo en estas elecciones? 

Recordemos que Toledo llegó como el presidente “cholo”, el del Perú profundo. Pero las necesidades del Perú profundo no fueron satisfechas, y si la gente no le creyó en su primer gobierno ¿por qué habría que creerle en una segunda vuelta? Creo que ese fue un factor para perder el respaldo popular.
Claro que es evidente que el hecho de que en la primera vuelta compitieran diversas versiones de una misma propuesta, en este caso Keiko, Castañeda, Toledo y PPK, sin duda constituyó un grave error de la derecha de este país.

¿Cómo ve la campaña electoral a nivel de la prensa? 

Hemos caído en niveles terribles de manejo de la prensa en los que se había incurrido sólo en la época de Fujimori. Recordemos que en la dictadura, unos fueron por temor y otros simplemente vendieron su línea editorial, y que lo único que los diferencia del gran rol de la prensa nacional en este momento es el hecho de una mayor autocensura. Por eso llama la atención el descrédito en el que pueden caer los medios. Cuando uno mira la línea editorial de los grandes medios de comunicación y lo que está ocurriendo en el Perú, parecen dos realidades distintas.

Una de las cosas que más preocupa es que, ya sea por corrupción o por autocomplacencia y defender intereses económicos, la prensa pueda acabar polarizando aún más el país y terminar perdiendo la credibilidad que alguna vez tuvo.

¿Habría más tensiones sociales en un gobierno de Keiko que en uno de Ollanta?

Todo indica que los niveles de conflictividad social van a ir en aumento. Lo que preocupa es la manera de cómo van a ser procesados. En democracia, uno aspiraría a que se deroguen las leyes de criminalización de las protestas y que el brazo de la ley alcance al que tiene dinero como al pobre.
Pero todo indica que de llegar Keiko Fujimori, las leyes de criminalización de las protestas sólo se fortalecerán y podrían aplicarse con mucha mayor arbitrariedad, ya que la independencia del Poder Judicial no está garantizada.
 
¿Es un hecho la liberación de Alberto Fujimori en un gobierno de Keiko?

Están viendo los mecanismos. De hecho el Tribunal Constitucional tiene un montón de acciones de amparo presentadas por la defensa de Fujimori, además de unas declaraciones de miembros del TC que nos preocupan. Podría ocurrir que no sea vía indulto, sino con otros medios como los que el fujimorismo utiliza, o sea con corrupción o intimidación a los responsables de la administración de justicia. Es muy preocupante que eso pueda ocurrir.

¿Keiko Fujimori impondrá impuestos a las sobreganancias mineras?

Keiko ha intentado coger varias de las propuestas que ha hecho el candidato Humala, simplemente para lograr conveniencia en un sector del electorado. Pero, si fueron ellos los que dieron la legislación minera del año 92 ¿qué garantías hay de que están utilizando esto sólo como un mero argumento? Creo que van a hacer lo mismo que hizo Alan García, o sea renegociar aportes voluntarios y reclamar que no se puedan introducir cambios en nombre de la estabilidad jurídica.

¿Qué expectativas para este 05 de junio?

Esperar que la mayoría de ciudadanos del Perú no voten por Keiko Fujimori, y tampoco voten en blanco, porque todo indica que una diferencia tan pequeña de votos, y votos en blanco, podría ser manipulada en un fraude electoral.

Espero que la mayoría de peruanos podamos emitir un voto anticorrupción, anti violaciones de los Derechos Humanos y antifujimorismo. Espero que si el nacionalismo de Gana Perú se hace del poder, realmente responda a los compromisos de fortalecer la democracia. Sólo queda trabajar y confiar, que en estos días, la manipulación de los medios y la campaña de terror que están infundiendo no surta efecto.

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“Estar a punto de repetir un régimen nefasto cuestiona nuestra conciencia ciudadana”

Entrevista al ex senador de la República Lic. Víctor Arroyo, víctima de Golpe de Estado el 05 de abril de 1992


El Director Ejecutivo del Concilio Nacional Evangélico del Perú (CONEP), Víctor Arroyo, concedió una entrevista exclusiva en la que cuenta su breve experiencia en el Congreso y su participación en el Movimiento Evangélicos por la Democracia, de resistencia a la dictadura de Alberto Fujimori. También expresó algunas reflexiones sobre la actual coyuntura electoral.

Víctor Liza Jaramillo


Cuéntenos un poco acerca su experiencia en el terreno de la política como senador.
En 1989 recibo una invitación de Cambio 90 para integrar su lista de senadores. Fue una experiencia importante; no llegué sin conocimientos de nada, pues tenía la reflexión, la preparación y con la inquietud de que las cosas tenían que cambiar en ese contexto: teníamos una elevadísima tasa de inflación y una situación de ingobernabilidad total.

¿Cuándo es que se aleja de Cambio 90?
Cuando Alberto Fujimori cerró el Congreso, renuncié públicamente. Además, porque el régimen no luchó contra la corrupción ni atendió la pobreza como prometió. La bancada de Cambio 90 elaboró un documento de respaldo a la decisión de Fujimori. Cuando me solicitaron la firma, les dije que esto era un golpe y que merecía mi condena.

Antes del golpe, ¿ya había tomado una posición crítica ante el fujimorismo?
Ya tenía discrepancias. Cuando se discutía en el Senado la acusación constitucional contra Alan García, la Comisión Investigadora acordó, con elementos de juicio, y sin ánimos de venganza, aprobar la medida. Pero por indicación de Palacio, la bancada fujimorista votó en contra. Yo estuve a favor de que el caso pasara al Poder Judicial para la respectiva investigación. También discrepé sobre investigaciones de violaciones de derechos humanos. Algunas veces me decían, “¿qué pasa?, te van a expulsar”. Yo respondía que si por mantenerme firme a mis principios se me iba a expulsar, pues a mucha honra.

¿Usted fue el único que renunció, o hubo otras personas que le acompañaron?
Varios diputados evangélicos renunciaron antes que yo, eso fue cuando Fujimori adoptó el “Fuji-shock”, además de otras contradicciones al interior de la Cámara Baja. En el Senado no había ese tipo de confrontación, excepto en este tema, que nos llevó a varios de nosotros a expresar un punto de vista discrepante con esa medida.

¿Hubo alguna especie de seguimiento ó hostigamiento hacia usted en esos años?
Por alguna razón que nunca pude explicarme, Seguridad del Estado se mantuvo cerca de mí por un tiempo. Cuando pregunté por qué tenía a dos policías siguiéndome, me dijeron, que de Palacio había venido una lista en la que mi nombre figuraba, y por eso tenía ese “resguardo”, aún cuando yo ya había renunciado a Cambio 90.

¿Lo notaba como una especie de seguridad o de un seguimiento?
Creo que un poco de las dos cosas. Ellos preparaban un parte diario de cuáles han sido los desplazamientos o las reuniones a las cuales uno concurría. Entendí que posiblemente era un mecanismo de tener conocimiento de lo que estaba haciendo.

¿Cómo fue su participación en el Movimiento Evangélicos por la Democracia?
Cerrado el Congreso en 1992, participé junto a personajes como Gustavo Mohme Llona del Foro Democrático, que se creó para asumir la defensa de la democracia. Luego aparece Evangélicos por la Democracia (MED), que apoyó medidas como la lucha por la liberación de Juan Mallea, la concurrencia a la Plaza Mayor para lavar banderas. Era significativo porque agrupaba a estudiantes universitarios y gente involucrada en trabajo de defensa de derechos humanos.

¿Esa participación de evangélicos era mayoritaria?
No era mayoritaria. Por ejemplo, en esos años se realizaba la denominada Marcha por Jesús, de corte evangelístico, que convocaba de 50 a 60 mil personas. Pero después se llamó a una concentración a favor de los presos inocentes en la plaza Francia, y sólo estuvieron 200. Parecía que los evangélicos no pensábamos en el Jesucristo interesado en el sufrimiento de las personas. Eso describe la actitud mayoritaria de los evangélicos respecto a la dictadura. El interés por la participación política va desarrollándose en los años que van siguiendo.


¿Fue decisiva la participación del MED?
Fue importante que un grupo de evangélicos pudieran plantarse frente al Poder Judicial para pedir la libertad de Mallea, que se sumaran a la Marcha de los Cuatro Suyos en la lucha por la democracia. Fue un grupo que creció por la motivación que teníamos y por el compromiso con los valores democráticos. Fue un rol profético importante, de cuestionamiento a la dictadura.

¿Qué cree que ha ocurrido para que el fujimorismo esté tan cerca de retornar al poder?
En primer lugar, los actores políticos de la última década no realizaron la reforma del Estado para realizar políticas inclusivas. La población está expresando la frustración de haber vivido en crecimiento económico sin experimentar beneficios inmediatos. En cuanto a la sociedad civil, no ejerció la vigilancia adecuadamente. En el caso de los evangélicos, hemos estado más preocupados en el crecimiento numérico de las iglesias y no tanto en la calidad del testimonio evangélico en la sociedad.

¿Ha faltado hacer docencia sobre democracia, derechos humanos, lucha contra la corrupción?
Yo creo que sí. El papel del MED fue importante por las movilizaciones y los pronunciamientos públicos; pero había que crear conciencia ciudadana. No hemos intervenido activamente en la construcción de ciudadanía. Esta situación nos coloca frente a una fragilidad de conciencia democrática; que estemos a punto de repetir un régimen que fue nefasto, cuestiona nuestros niveles de conciencia democrática.

En una elección tan crucial como esta, ¿cuál sería el papel del pueblo evangélico?
Los evangélicos tenemos que asumir un rol activo de construcción de ciudadanía en Perú. Debemos participar en espacios de gestión pública; desarrollar conciencia de vigilancia ciudadana. Las autoridades hacen lo que se les ocurre por la ausencia de un control que provenga del pueblo, y los evangélicos somos parte del soberano. Eso está vinculado con el tema del rol profético y la importancia que tiene la vida humana para la conciencia cristiana.