Editorial

Agradecidos por la acogida que hemos tenido durante esta primera semana en el mundo de las redes sociales, nos sentimos impulsados a continuar con nuestras...
...“Semillas de esperanza”… semillas de vida
Al ser humano siempre le hará bien volverse para estirar su mirada hacia la historia, su historia, la de su pueblo. Mirar el camino hecho…, a los pueblos con mayor razón. Si quiere lanzarse hacia el futuro tendrá que considerar lo que lleva en la alforja.

Para los pueblos, así como para cada ser humano, su potencial y su déficit, su impulso y su lastre siempre estarán en directa relación con su pasado, con su historia acumulada.

La historia acumulada, en muchos casos, constituye una fuerza de inercia que “determina” para el éxito o el fracaso. Se impone como el sentido común que martilla la conciencia con que “las cosas son así y así deben ser”, y no hay posibilidades de cambiar la tendencia.

Pero la vida de los pueblos no es así de mecánica, aunque no falta gente que quiera que las cosas sean así y vistas así. Fuerzas de cambio que se alzan y pugnan por virar la “tendencia determinante” de la vida. Pulsiones de vida y de muerte (las fuerzas thanáticas y las fuerzas eróticas) combaten por imponerse.

La historia acumulada es también un inmenso granero con una variedad de semillas: de distinta clase y distinta calidad. Lo que es cada pueblo hoy, es producto de la siembra de otras épocas. Lo que mucho o poco se sembró define la abundancia o la escasez de aquello que le asegure o dificulte una vida saludable.

Como parte de la historia de sus pueblos, los “sembradores y sembradoras” de hoy, tienen la potestad de ir al granero para elegir las semillas que caracterizarán su futuro. La siembra del futuro en el presente. Las semillas que se elijan harán la diferencia entre la confianza y la incertidumbre, entre la vida y la muerte, entre la esperanza y la desesperación.

Frente a las inercias que nos viene del pasado sólo cabe dos opciones: dejar que se nos imponga como designio divino ó alimentamos las fuerzas del cambio para variar el rumbo. Las inercias sólo varían el rumbo si les impacta una fuerza contraria que sea mayor. Optemos por el cambio.

Frente a la abundante cosecha de muerte (en su forma de egoísmo, indolencia e intolerancia), producto de una escasa siembra de vida (en sus formas de reciprocidad, solidaridad y compañerismo), sólo cabe dos opciones: continuar la siembra de semillas que producen muerte o modificar la siembra con semillas de vida. Optemos por modificar la siembra.

“Semillas de esperanza” sembraremos. La esperanza es el nombre que le damos a la vida vivida en reciprocidad, solidaridad y compañerismo. La esperanza es el nombre que le damos a la justicia fundada en la igualdad, a la paz que es bienestar y no ausencia de conflicto. La esperanza es el nombre que le damos a la fiesta de la vida, al disfrute de los bienes de la creación.

“Semillas de esperanza” es una palabra cargada de vida, no es una palabra vacía; porque se alimenta de promesa de Jesús de Nazaret, anticipando plenitud, “yo he venido para que tengan vida y para que la tenga en abundancia”.
Equipo Semillas de Esperanza
Contacto:  semillas.esperanza.peru@gmail.com