Por: Ricardo Verástegui López
Periodista
ricardoperuvl@hotmail.com
La mayor parte de los medios de comunicación del país en esta coyuntura electoral está difundiendo la concepción de sus propietarios sobre cómo debe ser y continuar siendo el orden socioeconómico y político, que no es otro que el que existe actualmente donde se privilegia el interés privado de los grupos de poder nacionales y transnacionales sobre el interés colectivo de las mayorías, excluidas del crecimiento macro económico y de poder decidir sobre su futuro.
El ejercicio periodístico brilla por su ausencia en estos medios que buscan, mediante la distorsión de la realidad, manipular las mentes de quienes acceden a ellos, sembrando el temor a los cambios del sistema que reclama más del 50 por ciento de la ciudadanía, para que éste sea inclusivo y las personas, como seres humanos, tengan garantizadas empleo digno, así como nutrición, salud y educación de calidad.
El hecho que 12 millones de personas vivan en pobreza y extrema pobreza, demanda cambios profundos de un sistema que se fija sólo en el crecimiento económico, pero no busca el desarrollo integral, pleno y permanente, de los habitantes del territorio nacional, pluricultural y multiétnico.
El periodismo, que tiene como responsabilidad social ser transparente y presentar la realidad tal como es; que tiene como responsabilidad jurídica promover leyes que sean instrumentos de justicia; y como responsabilidad política la de generar corrientes de opinión y sociales que procuren el bien común y el buen gobierno, está desafiado a ocupar su lugar en los medios de comunicación, pues se requiere que cumpla con su rol de ser conciencia de un país tan fragmentado y desigual como el nuestro.
El periodismo impulsado por los evangélicos, y que demandamos los evangélicos, es este periodismo, pues sabemos que sólo la práctica de la justicia y la verdad nos harán libres.
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