sábado, 7 de mayo de 2011

Democracia de pensamiento único no es democracia


Por: Víctor Liza Jaramillo
Periodista

Tradicionalmente se dice que la democracia es el gobierno del pueblo. Además de este concepto que normalmente se repite, la democracia permite expresar las diferentes tendencias de la ciudadanía con respecto a cómo llevan las cosas los que gobiernan.
Y hace notar no solamente el hecho de que un grupo mayoritario se muestre a favor o en contra de algo; sino también a otros grupos minoritarios que, aunque no sean muchos, igual expresan una forma de pensar que debe ser considerada.

Por lo tanto, la democracia no necesariamente es el juego en el que la mayoría manda, sino en el que se permiten las expresiones y opiniones de diversos sectores en distintos campos, como la política, la religión, la cultura. Y uno que es fundamental, como lo es la economía.
Sin embargo, eso no es lo que sucede en el Perú. En las últimas dos décadas, se ha predicado que lo único que nos sacará del subdesarrollo es la práctica del modelo económico de libre mercado, que comúnmente es llamado neoliberalismo. Efectivamente, gracias a las medidas que conlleva su aplicación, el crecmiento económico del país ha alcanzado tasas “chinas”: de entre 5 a 10 por ciento anual.
No obstante, ese crecimiento sólo ha alcanzado a un pequeño sector, que básicamente son quienes se benefician del “boom” de actividades como la minería y la construcción, que están íntimamente ligadas. Además de esto, existen injusticias sociales tremendas. Más del 60 por ciento de los trabajadores no está formalizado, los jubilados y pensionistas están mal pagados, lo mismo que los maestros, médicos y policías. Los campesinos están en el abandono, la actividad minera (formal e informal) contamina y depreda nuestros campos y ríos, los conflictos sociales abundan. La lista no alcanzaría en esta columna.
Quienes hacen notar todas esas cosas, y sugieren soluciones como la intervención del Estado y el cambio de las reglas de juego en la economía, son tratados despectivamente como “rojos”, caviares”, “terroristas”, y hasta de “neo-velasquistas”. Quien replique y ofrezca alternativas, sea socialista, socialdemócrata, e incluso uno más moderado que aquellos, es visto como un apestado, antidemócrata, que no merece participar del sistema.
Se nos ha impuesto, entonces, una democracia que sólo consiste en ir a votar cada cinco años y nada más. Una democracia que está sujeta a los intereses de los grupos de poder económico, y no a los intereses de las mayorías. Donde parece que ir a votar parece que fuera por gusto, porque al final quienes gobiernan se alían a las fuerzas económicas, desconociendo lo que las mayorías expresaron en las urnas.
Esto es lo que vemos, por segunda vez consecutiva, en una campaña electoral para la Presidencia de la República, en la que, simpatías o antipatías aparte, un candidato es descalificado solo por proponer cambios en la economía. No se tiene el mismo trato con una candidata que, aunque no fue la que gobernó, representa todo lo que vivimos en los '90: corrupción, violaciones a los derechos humanos, destrucción de las instituciones. Pero como ofrece mantener el modelo, es bienvenida.
En una democracia real, donde todos los actores tienen el derecho a tener su opinión., lo natural es que exista la discrepancia o la diferencia; pero de lo que se hace gala es de la descalificación del que piensa distinto, y su exclusión del debate. Se vive una democracia falaz, “de mentiras”, como se dice cuando uno es niño y juega a la comidita, por ejemplo. Y una democracia de pensamiento único, vale decir el libre mercado y donde no existan otras propuestas, no es democracia.

1 comentario:

  1. Muy acertado tu artículo. Efectivamente, los medios han asumido el sistema económico como algo que "marcha bien", desde un perspectiva centralista y limeña. Los problemas de nuestra son más amplios y más de un analista no ha querido ver la realidad que acontece a lo largo de toda nuestra gran nación. En fin, creo que tenemos un rol pedagógico en nuestra nación y el desafío de que tengamos más personas en los medios masivos que puedan inclinar la balanza mediática en favor de quienes están silenciados. Saludos

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